Encontré que la versión de la Caperucita Roja, de Gabriela Mistral, es sumamente erótica. Esto llevado a un cuento infantil, no debía ser evidente, por lo cual quise ilustrarlo con un "doble sentido". La lectura infantil es la que uno se espera del cuento; el lobo malo que asusta a Caperucita y luego la devora. Pero intenté presentar una lectura más "adulta", en que el lobo acosa a Caperucita, y luego se la "come" como decimos en buen chileno. Me apoyé mucho en la gama de colores, y en la cantidad de contraste de las luces, para crear un ambiente más ambiguo.
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